chico que me gusta ha pasado de mi, como siempre. Mis amigas han cambiado mucho este verano. Una está más rubia, alta y delgada. Otra se ha hecho mechas rosas y ha engordado un poco. Todo el mundo hablaba de lo que había hecho este verano. Yo me sentía extraña, ya que había hecho lo de siempre: estar en mi casa, sin salir y con el ordenador. Lo bueno llegó cuando nos asignaron los sitios. Había llegado un chico nuevo, monísimo. Mi amiga ya le había echado el ojo, así que ya era suyo: siempre consigue lo que quiere. Aún así yo le miraba siempre que podía. Nos tocó sentarnos juntos. Hablamos un rato sobre algo, yo asentía y decir 'hum' o 'ahá' de vez en cuando. No estaba prestando atención a la conversación, estaba demasiado ocupada pensando en el truco que leí en una revista: para conquistar a un chico pasea tu mirada lentamente de un ojo a otro, de ese ojo a la boca y de la boca al otro ojo, como un triangulo. Solo me dí cuenta de que había acabado la clase cuando vi que recogía sus cosas. Recogí las mías y salimos juntos al pasillo. Llegaron sus amigos y él se fue, dejándome sola. Pase al baño a comprobar mi aspecto. Tenía los ojos rojos, como si estuviera apunto de echarme a llorar. Salí y baje al patio, sola. Caminé pensando en que me había hecho ilusiones en vano, que él era mucho para mi, no le merecía. Se acabó el descanso y regresamos a clase. Yo ya no le miraba, ni le hablaba, estaba distante. Él se dio cuenta y me preguntó:-¿Qué te pasa?
-Nada
-Es que estas rara, oye, si te pasa algo dime y no me preocupes más. No hace falta que me cuentes lo que es si no quieres, pero no estés así por que me pone mal verte triste - dijo. Pensé que estaba siendo sincero, que le importaba.
-Vale, tranquilo, no me pasa nada -dije sonriendo -. Gracias por preocuparte.
- De nada, aquí están los amigos.
El resto de la clase pasó volando, yo estaba como en una nube. Tocó el timbre para irse a casa, recogí mis cosas rápido y salí de clase cantado. No me despedí de mis amigas, solo de él.
